Formentera, uno de los últimos paraísos que quedan en el Mediterráneo, es uno de los destinos que se han puesto más de moda en los últimos años. Sus playas cuentan con arena blanca y aguas cristalinas que no dejarán indiferente absolutamente a nadie.
Sólo se puede llegar a Formentera en barco desde Ibiza o en embarcación privada. Esta inaccesibilidad la convierte en un lugar tranquilo donde huir del estrés y de la masificación disfrutando de la isla paseando en bicicleta o bañándose en algún lugar de sus más de 20 km de playas de arena blanca y aguas transparentes. Últimamente, la presencia de “demasiado” turismo, sobretodo de italianos, ha hecho que la preciosa isla haya perdido parte de su encanto, pero sigue siendo un paraíso en medio del Mediterráneo, donde es posible practicar todo tipo de deportes náuticos.
El porqué de sus aguas cristalinas y arena blanca es debido a la pradera de posidonia que rodea la isla, una depuradora natural que limpia el agua y permite la sedimentación de la arena en el litoral. Esta biodiversidad balear fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
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